Vicente me regaló un libro para Navidad, Las voces del desierto. Se trata de una mujer que se interna en el desierto de Australia con un grupo de aborígenes. Después del shock cultural empieza a comprender su modo de vida y su forma de comunicación. Cuenta que caminan horas y horas en silencio, pero están en permanente comunicación por medio de la telepatía.
La autora explica que esto es posible debido a que sus pensamientos son absolutamente honestos, no hay engaños, ni dudas ni presunciones, ni trampas o verdades a medias.
Y yo lo traspaso a mi realidad, ¿cómo sería si mi mente estuviera abierta a los que me rodean?
¿les gustaría saber lo que estoy pensando acerca de ellos?
Sabrían que, aunque trato de "parecer" amable, o generosa, o relajada, mi mente está diciendo otra cosa, como que estoy agotada y enojada porque no me ayudan a servir la comida, o mientras riego el jardín apaciblemente pienso que tal o cual no está comportándose como YO espero.... que desesperante no??
Recién veo más claro que si "trato" de actuar de una manera, pero en mi cabeza estoy pensando al revés, o distraída en otra cosa, indefectiblemente esa dualidad se "revelará" en mi actuar...
Esto es una declaración dolorosa, una constatación de lo confusa que puedo ser y la cantidad de zancadillas que me he hecho durante muchos años, desde que no soy niña...
A alguien más le pasa esto? es bien terrible!!!
Gracias a Dios, tengo esperanza y sé que nunca es tarde para cambiar, aprender, mejorar.
Ahora trato de imaginar que mi marido o mis hijos "pueden ver" mis pensamientos, y por supuesto, no quisiera que vieran esa nube negra que les pongo encima, ese prejuicio infernal de cómo espero yo que sean las cosas y las personas...
Difícil tarea... creo que en parte por esto no había escrito, he tenido que procesar esto y no ha sido fácil de tragar...
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